Ribadavia. Anemas . Animas benditas. Papeletas

de ÁNIMA.

En las creencias católicas, almas que purgan sus pecados en el purgatorio antes de ir al cielo. También se dice comúnmente ánimas benditas.

Toque de campana en las iglesias parroquiales aldeanas, que se hace sonar después del toque de oración y ya entrada la noche.

Hora a que se toca ya de noche la campana de la iglesia parroquial, como aviso a los fieles para que rueguen a Dios por las almas de los antepasados.

Tan general es en nuestro país el culto de las ánimas, que ellas son las que más ofrendas obtienen del pueblo gallego, pues en los caminos y en las ENCRUCILLADAS de nuestras aldeas abundan los PETOS o cepillos en que se recogen limosnas para sufragios por su eterno descanso. Hasta fines del siglo XIX, en algunas casas aldeanas aún se seguía la tradición de poner la noche de Navidad dos cubiertos más en la mesa para las ánimas de los padres que están en la eternidad; y todavía hay los que colocan una vela encendida delante del altar mayor durante la misa de ánimas, porque creen firmemente que aprovecha a éstas en el purgatorio; y no faltan los que para ellas ofrecen por mediación del abad, el primer pollo de la ROLADA. Vienen siempre de noche a este mundo, anunciándose con ayes dolorosos o ruído de cadenas; y unas veces aparecen con la misma figura o semejanza que tuvieron en vida, y otras veces en forma de fantasmas translúcidos, de materia etérea e incorpórea, porque mientras ellas andan por las casas o las CORREDOIRAS, los cuerpos físicos quedan en el atrio de la iglesia. De tal modo se siente en Galicia la devoción a las ánimas, que en nombre de éstas se hacen muchas caridades; y por eso es corriente que el pobre que recibe la limosna dé gracias, diciendo: vaia polas ánimas dos seus defuntiños. En las oraciones familiares llega la devoción por las ánimas a rezarse polas benditas ánimas do purgatorio, así en general; y aún polas que non teñen quen pida por elas, no faltando tampoco un Padrenuestro polas da nosa maior obrigación. En las montañas de Cervantes (Lugo) y en la comarca de Tuy suponen que las ánimas de los familiares vienen en la noche de difuntos a calentarse al fuego del hogar, y por eso se deja un gran leño encendido en la cocina. En muchos lugares de la provincia lucense cuidan de no barrer la casa de noche, porque se les da para atrás a las ánimas, impidiéndoles que se calienten. Túvose en otros tiempos por cierto que las ánimas volvían a la tierra en forma de abejas, y por eso aún subsiste el antiguo refrán que dice que o que mata unha abella tén cen anos de pena. Creyóse además que las ánimas en pena se presentaban a veces para que les quitasen las cosas benditas que habían llevado puestas, especialmente el hábito con que los cuerpos habían sido empanados, que se rompe con una fouce gafa. Hasta principios del actual siglo XX era costumbre entre los pescadores gallegos reservar para ellos una cantidad de los productos de la pesca.

Á eso das ánimas, al anochecer.

¡Ánimas benditas!, se usa para implorar o invocar alguna cosa.

Non lle deu polas ánimas, dícese del que está enfermo de gravedad.

Polas ánimas, úsase para pedir una cosa con insistencia y con interés.