cigarrón | n.
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Máscara antiquísima, reducida hoy al valle de Monterrey (Orense). Salía todos los días festivos, desde el primero de año, hasta terminar carnaval, concurriendo también a romerías y fiestas. Una tradición afirma que servían de agentes a los Condes de Monterrey, para cobrar las gabelas, a cuyo efecto, las chocas o cencerros avisaban con su ruido a los vecinos de los lugares. Se parece al guirrio asturiano; consta dicho disfraz de una careta, de forma parecida al desarrollo de un cono, rematada en una pantalla, casi triangular, de unos treinta centímetros de altura, en cuya cúspide culmina una perilla o borla; la parte posterior está cubierta totalmente por una piel de zorro, cuya cola cae sobre la espalda del mascarón. La careta va afianzada sobre la nuca, con unas correas. Lleva, además las siguientes prendas: atado al cuello un pañuelo de seda, de cuyo nudo penden dos puntas largas, que caen sobre la pechera; chaqueta torera, recubierta de caprichosos adornos de galón dorado y plateado; charreteras metálicas, terminadas en pendeloques, y pantalón corto, cubierto por franjas horizontales y paralelas, de flecos multicolores superpuestos. El traje es de lienzo blanco. A la cintura, faja de color, y, sobre ella, colgados de un cinturón, cinco o seis cencerros o chocallos, de unos veinte centímetros de longitud por siete u ocho de anchura. Medias de listas, y en la mano un farrapo o zarrapo, cilindro de dos pulgadas o más de ancho, hecho de tela de saco, cosido con cordel, unido a modo de majo, a un palo de un metro de largo. Este farrapo sirve para golpear el suelo, para bailarlo en el aire y para dar farrapazos a los que niegan un perro chico al cigarrón. Todo el mundo tiene derecho a pegarle con la mano abierta en la cabeza o en la espalda, golpe llamado chapada; el cigarrón corre hasta alcanzarle; a veces, cuando va detrás de uno, surge otro, que estaba escondido y le propina otra chapada. En cambio, en ocasiones, se juntan varios cigarrones, toman las bocacalles y cazan fácilmente a los que los inquietan. Verín. |
CIGARRÓN | s. m.
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El que se disfraza de máscara en la época de carnavales y recorre los pueblos de Laza, Verín, Xinzo de Limia y otras comarcas orensanas. Recibe también este mascarón los nombres de CHARRÚA, CHOQUEIRO, FELO, FENO, GUIGURRO, IRRIO, MURRIEIRO, PELIQUEIRO y ZAMARRÓN en otros pueblos y comarcas. Algunos de éstos se exhiben en distintas épocas del año. |
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En el valle de Laza son tradicionales los CIGARRÓS, que visten un traje con tricornio, que quiere semejarse a los de fines del siglo XVIII, y que suele constituir una sola pieza, con máscara de madera tallada y pintada ostentando el tricornio el sol y la luna. Forman además parte de la vestimenta una chaquetilla bordada como la de los toreros; un calzón corto cubierto de anchas bandas de crochet con profusión de borlas; faja y cinturón del que penden unos cencerros, o CHOCAS, de donde les viene el nombre de CHOQUEIROS, que también se les aplica; y por último, medias blancas y zapatos. Del tricornio cae por la espalda una piel de perro o de oveja, que les valió el mote de PELIQUEIROS. Estos mascarones persiguen a los chiquillos y a los mayores; corriendo a los primeros a zurriagazos y obligando a los segundos a que les conviden o les entreguen dinero; y parecen protegidos por un tabú, pues mientras todos pueden insultarlos cuanto quieran, nadie puede tocarles ni ponerles la mano. Hay quienes atribuyen su traje a una imitación de los antiguos bufones de la casa de Monterrey, que existió y aún se conserva en la comarca; hay quienes suponen que la piel que llevan recuerdan disfraces de las danzas totémicas de los pueblos primitivos, y hay quienes creen que proceden de antiguas farsas y mascaradas populares, todo lo cual les da un remoto origen. |