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Martín Sarmiento (1746-1755c): Catálogo de voces y frases de la lengua gallega, ed. de J. L. Pensado Tomé (U. de Salamanca en 1973)
cerco

Modo de pescar en que se cercaba en el medio del mar un gran pedazo, y allí se cercaba y encerraba la pesca; y allí, sin salir a tierra, se tomaba en los barcos. Consta que en Pontevedra había aparejos y redes para catorce cercos, y hoy ni aun para uno le hay. CatálogoVF 1745-1755

Martín Sarmiento (1746-1770): Colección de voces y frases de la lengua gallega, ed. de J. L. Pensado Tomé (U. de Salamanca, 1970)
[cerco]

La otra fiesta de mar se reducía a echar repetidos cercos a la vista de Pontevedra para coger con ellos las sardinas a millones. Había entonces 12 cercos, que costeaban y utilizaban los mareantes de aquella villa, y en el espacio del tiempo apto para echar los cercos, que era desde el día después de San Bartolomé hasta acabar el año, se cogían por lo regular 130 millones de sardinas. Y porque pocos hacen idea de lo que es un millón, digo, para que todos la hagan, digo en grueso, que si esos 130 millones se hubiesen de portear en machos de rnaragatos, cargando cada uno con 12 arrobas de sardinas, eran precisos 32.000 machos para portearlas todas; y haciendo una sola fila o recua de tantos machos, aun yendo tan juntos unos con otros que se alternasen cola con cabeza y cabeza con cola, tendría de largo esa recua o fila 20 leguas de las comunes. Las guerras con Portugal ocasionaron que a un mismo tiempo se acabasen en Pontevedra los cercos, las fiestas y la feria, por estar todo entre sí encadenado, y por consiguiente todo el comercio que era el alma de todo aquel país. Hoy, que gracias a Dios comienzan a restaurarse los cercos, era el tiempo más oportuno para promoverlos a su auge el que el rey mandase que también se restaurase la antigua feria, o con todas las libertades antiguas o con las necesarias para que se pudiese continuar cada año; que en cuanto a las fiestas yo prometo que se restaurarán después. Colección 1746-1770

[geito][jeito] [cerco] [sacada]

Geito. Esta voz geito tiene mil aplicaciones en el gallego y muchas en el portugués. Repetidas veces oí geito en Galicia pero no he visto escrita esa voz. En Bluteau se repite escrito geito pero sin señal de su origen latino o gótico. El que sólo oye geito no sabe si su ortografía es xeito, xeyto, si jeito, jeyto o si geito, geyto. Siendo geito con G acaso vendrá del latín gestus. Pero es difícil concordar tantas acepciones de geito. Por no saber la etimología de geito no se puede fijar su ortografía ni señalar el primitivo y genuino significado. El Vocabulario Portugués del Padre Bluteau, en 10 tomos en folio es obra curiosa y erudita, aplica a las cosas unos buenos latines, pero en cuanto a la etimología de las voces portuguesas no da palotada; trae tal cual, pero muy infeliz, y aun las que tomó de Covarrubias son las más flojas. Capaz era Bluteau de hacer lo que yo hago, pero era preciso que supiese en su fuente la lengua gallega, en la cual (no en la portuguesa) se deben buscar los primitivos significados de las voces que hoy se usan en Portugal, pero tan estropeadas algunas que no las conocerá la madre gallega que las parió. Una sola aplicación de la voz geito que oí en Galicia, y que no trae Bluteau, me dio luz para hacer la historia de esa voz geito. Entre los diferentes modos que hay de pescar sardinas en Galicia uno se llama al geito, y las sardinas cogidas a o geito son las más estimadas. Las que se cogen en el que allí llaman cerco, y en la que llaman sacada, se mueven, conmueven, inquietan y aporrean unas a otras, de manera que, cuando se echan en las cestas, ya no tienen escamas, y están muy molidas y con poca sustancia. Al contrario las sardinas del geito, éstas se pasan con prontitud del mar a la cesta, porque no se les da lugar ni tiempo para descarnarse. Esas se cogen a un solo jactus retis. A leguas distinguía yo las sardinas que eran o no eran cogidas al geito, o al primero y único lance de redes. Las sardinas del geito tienen escamas y un gusto muy superior a todas las demás. Hablo de experiencias repetidas. Jaceo, es, jacere significa estar tendido; este verbo no viene al caso. Jacio, is, jeci, jacere, jactum, significa echar, arrojar; y jactus, us es el acto de arrojar. Este verbo jacio es trivialísimo entre los latinos aplicado a las redes y a los dados. En la Escritura se halla: " frustra jacitur rete ante oculos pennatorum ". La voz jactus en general significa pro jactu retis. Al caso, de factum se dice en gallego feito, luego de jactu retis se dijo jeito de la red. Véase aquí el origen y la ortografía de geito. Es error escribirle con G y no con J: se debe escribir jeyto de jactus. A veces se compraba el jeyto o lance de una redada, saliese mucho o poco, y se decía en latín jactum emere. Ese mismo jeyto se llama en francés jet, del verbo jeter, y éste de jactare. El italiano dice gettare con G, pero el jet francés determina el jeyto con J. Del mismo jactare o ejectare viene el verbo echar y echar las redes. De manera que jactus se aplica también a otras cosas que se echan o se arrojan: jactus lapidis, tiro de piedra, y por distancia jactus teli por tiro de dardo, o de ballesta y por distancia también. Asimismo de jacio viene jaculum, y de ahí jaculor, aris, como de lancea lanzar, tirar. El segundo jactus, que viene al caso para el geyto o jeyto de la lengua gallega, es el jactus tali y jactus tesserarum, esto es, el acto de tirar o echar o arrojar sobre el tablero los dados [...] El nombre dado le derivan de do, das, y otros de su adverbio datatim. En el verso de Ovidio: " tu male jactato tu male jacta dato " está repetido el verbo jacto. Aconseja Ovidio, al galán que, cuando juegue con su amiga, haga del perdidizo y no se utilice en sus lances felices ni en los infelices de su dama. Es adagio antiguo griego " semper cadunt feliciter taxilli Jovis", "sólo a Júpiter le da siempre bien el dado", entre los hombres no sucede así: hay jactus o jeyto de los dados feliz, hay jactus infeliz, y hay jactus indiferente. En Daniel Soutero se leerán los jeytos o jactus felices, infelices e indiferentes, y en la página 106 que se llamaba mano el mismo jactus o jeyto de los dados: " proprie tamen manus est jactus ipse ". Esa voz mano se conserva aun hoy en casi todos los juegos de taba, dados, naipes, etc. Entendida la voz jeyto en la pesca y en el juego de fortuna, y que hay jeito feliz y jeyto infeliz, creo que se podrán entender todas las acepciones de la voz gallega jeyto. Dice un refrán: "torto ou dereito o escriban aô teu jeyto", esto es, a tu mano, manera; y, como si se dijese en francés, sea el escribano de ta façon; de manera que el façon francés es casi lo mismo que el jeyto de los gallegos. Item, " esa cousa non tem jeyto ", suple feliz; "fulano está haciendo alguna cosa aô seu jeyto, a su modo, a sa façon. Al caso, las dos muchachas son de bom jeyto, esto es, de buena disposición, etc. Engeytar en portugués es desechar y echar fuera, de ejicio, ejectum, ejectare, y todo de jacio. De lo mismo o de injicio, injectare, viene el verbo enjeitar gallego, que significa engendrar. Dícese de un viejo que ya non enjeita, o en estilo anatómico que ya non ejaculatur. La voz jeyto, enjeito, etc., se usa de mil maneras. El verbo latino jacio, is, jeci, jactum, admite todas las preposiciones para sus compuestos, y en ellos muda la A del presente en I y la A del supino en E, y el gallego en EI o EY, perdiendo la C. Estos verbos compuestos son duros, por el JI, v. g.: objicio, objectum. Los portugueses escriben objeto, y pide la analogía se escribiese objeyto, y abreviando ojeyto. Y no faltará quien quiera que la famosa voz jeyto venga de objicio. Colección 1746-1770

Martín Sarmiento (1762 e ss): Obra de 660 pliegos
cerco

(2128) La otra raya famosa es la torpedo. No pienso averiguar aquí la causa del efecto que es indubitable cuando se le toca estando viva, y siendo cierto que estando muerta no sucede tal efecto (como experimenté yo). Luego, el recurso ha de ser a un movimiento interior vibratorio y prontísimo, pero vertical, como, en otra parte y a otro asunto muy diferente del de este papel, tengo escrito. Asistí en Pontevedra a uno que allí llaman cerco para pescar muchas sardinas. Entre ellas cayeron en las redes una pastinaca marina, a la cual al instante le cortaron el rabo que, con su punzón, arrojaron al mar los pescadores. También cayó una raya torpedo, que al instante mataron porque no hiciese daño [247v], y yo la manoseé ya muerta, y aun quise que me la secasen para traerla a Madrid, pero no lo he logrado.

Francisco Javier Rodríguez (1854c): Diccionario gallego-castellano, transcrito do ms da RAG por AS para este diccionario
cerco

[Da lista de voces sen definir].

Francisco Javier Rodríguez (1863): Diccionario gallego-castellano, ed. de Antonio dela Iglesia González, A Coruña,
Cerco

Aparejo para pescar. Si tiene 1.000 varas de largo, llámase real. Corn. y Sarm.

Juan Cuveiro Piñol (1876): Diccionario Gallego, Barcelona
CERCO

Aparejo para pescar; si tiene mil varas de largo, se llama cerco real.

Marcial Valladares Núñez (1884): Diccionario gallego-castellano, Santiago, Imp. Seminario Conciliar
CERCO

Aparejo para pescar. Si tiene muchas varas de largo, llámase Real

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Cerca. V. PRÈTO

Francisco Porto Rey (1900c): Diccionario gallego-castellano, ed. de María Xesús Bugarín e Begoña González Rei;, A Coruña, Real Academia Galega, 2000
cerco m.

Aparejo de pesca.

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(real) Cuando el aparejo de pescar llamado cerco tiene de largo mil varas.

Cerco

Geog. (Santa Maria de) Feligresía en la provincia y a 30 kilómetros de Coruña, partido judicial de Carballo.

X. Filgueira Valverde, L. Tobío Fernandes, A. Magariños Negreira e X. Cordal Carús (1926): Vocabulario popular galego-castelán (publicado por entregas en El Pueblo Gallego)
CERCO sm.

Aparejo de pesca. Circo.

Leandro Carré Alvarellos (1951): Diccionario galego-castelán, Terceira Edizón, A Coruña, Roel
cerco s. m.

Arte de pesca realizada por el conjunto de varias embarcaciones. V. Cedazo.

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Vira de cuero que usan los zapateros para aplantillar el calzado.

Eladio Rodríguez González (1958-1961): Diccionario enciclopédico gallego-castellano, Galaxia, Vigo
CERCO s. m.

Cerco, lo que ciñe o rodea alguna cosa.

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Asedio de una plaza o ciudad por un ejército.

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Aureola que a veces presenta la luna. Más comúnmente, CIRCO.

____s. m.

CERCO, o cerco real, arte de pesca de rodeo, empleado únicamente para la pesca de la sardina en las costas gallegas, y más concretamente en Pontevedra y demás Rías bajas, pues en la La Coruña y en las Rías altas, el mismo arte, con muy escasas diferencias se llama CEDAZO.

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Las huellas que el CERCO dejó en Pontevedra, y el hecho de tratarse de un arte desaparecido que tuvo en su tiempo extraordinaria importancia bien merece que se recojan aquí, como breve resumen informativo, algunos datos interesantes de una doctísima obra del doctísimo Casto Sampedro. El nombre de CERCO -dice- viene sin duda de la forma en que se largaba la red, rodeando y cercando el banco de sardina y demás pescados; y aun cuando en los puertos gallegos funcionaban del mismo modo otros aparejos, como betas, sacadas y rapetas, sólo el cerco conservó esta palabra, acaso por su excelencia sobre todos los demás. La voz de cerco se empleaba para designar la red en sí misma, los barcos que la servían, la compañía o sociedad formada para la pesca y aun todo el conjunto, funcionase o no. Consistía el cerco en una red de 1.300 a 1.500 metros de largo por 20 ó 30 de ancho, formada por QUIÑÓS, TRALLAS, CORTIZADAS, CAIRAS, CINTOS, SALABARDOS, GANAPÁS, RELINGAS, etc., y cabos o betas para el tiro. Solía estar esta red dividida en dos bandas de 700 metros aproximadamente cada una a las que se agregaban el COPE, COPEADA, y el CARTEL, los cuales ayudaban a cerrar o formar el CERCO, igualando su altura para que no pudiera escaparse la pesca. El CERCO, lo mismo que el CEDAZO, tuvo en los pasados siglos gran aceptación, porque era un arte de pesca que no trastornaba los fondos, ni aniquilaba las crías, ni maceraba los peces golpeándolos: pescaba en grandes cantidades, sustentaba infinidad de familias, fomentaba la riqueza y creaba además una marinería robusta y apta para la navegación; pero su condición de lento y pesado y los costosos y diversos elementos que requería acarreáronle muchos enemigos y ello fué causa de episodios sangrientos y de luchas marítimas en que menudeaban los hombres al agua, el decomiso del pescado, la toma y PEÑORA de barcos, y el uso y abuso de hoces, cuchillos, palos, piedras, lanzas, arcabuces y hasta los mismos remos; y al fin, a últimos del siglo XIX, fué vencido definitivamente por los XEITOS y otras artes más rápidas y de más amplio radio de acción, después de cinco o seis siglos de existencia. La constitución legal de un CERCO se hacía mediante escritura pública, no bastando las costumbres establecidas. Componíanlo generalmente de 80 a 120 hombres, entre los cuales figuraban los ATALIEIROS, PROELES, MESTRES, COMPAÑEIROS, muchachos do mar y AXUDANTES, que operaban en el mar; y desde tierra cooperaban también los que llamaban AGREGADOS, LABREGOS, TERRESTRES, MATALOTES, MONTUNOS y PARDAIS. Las embarcaciones que precisaba el CERCO recibían los nombres de TRINCADOS, LANCHAS, PINAZAS, PIRLOS, y otros; las redes se encascaban, empleando para ello las CALDEIRAS, TREPIAS, MASEIRAS, TINAS, PICHELES, SELLAS, GALLADAS, GANCHOS, y CUBETAS; las operaciones de reparar los barcos, EMPANAR y EMPANADAR las redes y FURNIR el CERCO en sus detalles y en su conjunto duraban desde mediados de agosto hasta la segunda quincena de septiembre, fecha en la cual comenzaban las faenas de la pesca. Fijado ya el día para salir todos al mar, los tripulantes trasladaban la red desde el almacén al PEIRAO, donde la recogía el TRINCADO; tomaban las bebeduras da metedura do aparello; congregábanse en la madrugada siguiente a toque de bocinas para oir la misa dos fieles de Dios, que se celebraba en Santa María, ó rir da alba, según frase de algunas ordenanzas de entonces; y después de tomala mañán, y de recoger cada cual los elementos y escasísimos utensilios que precisaban para su vida a bordo, la flota pesquera dirigíase a las POSTAS, formando con las voces de despedida y el CHOUPAR de los remos un espectáculo de animación y de vida, ya que en aquellos tiempos los cercos eran en la ría unos 14, con sus grandes trincados, sus 170 barcos menores y sus tripulantes que no bajarían de 1.500. En la proa de las pinazas más rápidas iban los ATALIEIROS de pie, escudriñando el horizonte, juzgando por el BARBULLIDO la existencia de los bancales y apreciando además la importancia del banco por el vuelo de las aves y la presencia de los cetáceos que indicaban la sardina y que nuestros pescadores llamaban y todavía llaman ARAUS, ARROACES, ATÚNS, BONITOS, BUFAS, CANDORCAS, CANILONGAS, CARRAUS, CARRULOS, CORVINAS, CURRICACHOS, CHIBARDOS, GAIVOTAS, GALOS MARIÑOS, GOLFIÑOS, LADRÓNS DO MAR, MAROTOS, MASCATOS, MOBELLAS, PAIÑOS y PARDELAS, además de otros nombres que también les daban y les dan. Descubierto el banco de sardina, el ATALIEIRO hacía el CHAMO, que era aviso y orden, para que el CERCO avisado se apercibiese; el lance comenzaba echando al mar un PELTRE o remo de goberno como señal de posesión; y mientras caía al mar la red desde el TRINCADO, que marchaba a remo pesadamente, una PINAZA, primero, y después otra, llevaban a tierra las dos betas de tiro para entregar los cabos a los AXUDANTES. Duraba esta operación dos horas; en tirar las betas invertíanse de nueve a diez, y al acercarse la red a tierra, apaleaban con los remos el agua para que la sardina entrase en la COPEADA, y allí se movía y agitaba al sentirse prisionera, formando a flor de agua un hervor bullicioso como si el COPE fuese un inmenso freidero. Comenzaba entonces la ENXÁGOA, funcionaban los SALABARDOS, y la sardina pasaba a las pinazas que salían de enviada al estar llenas, o se vaciaban en la playa formando grandes MOREAS, todo ello con intervención del escribán do cerco, que tomaba las correspondientes notas, de las atalieiras y de las patroas, que eran las encargadas de realizar la venta o de anotar los milleiros o PAXES vendidos. Acudían a estos sitios de trato o contratación los RECOEIROS, CARREXÓNS, PEIXEIRAS, REGATONAS y trotos de mil e quinientas, para hacer sus compras, y realizado su objeto, llevaban el pescado fresquísimo en caballerías o en hombros a la espalda o a la cabeza, hasta las aldeas y villas más próximas, recorriendo CONGOSTRAS y atravesando ENCRUCILLADAS, tierra adentro y montaña arriba, pregonando a grito pelado la preciada carga, y agotando en el regateo toda la gama de nuestro léxico popular, picaresco y socarrón.

X. L. Franco Grande (1972): Diccionario galego-castelán, 2ª ed., Galaxia, Vigo
cerco s. m.

Cerco.

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circo.

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cerco, o cerco real, arte de pesca de rodeo.

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cedazo.

Eligio Rivas Quintas (1978): Frampas, contribución al diccionario gallego, CEME, Salamanca
cerco m

Clase de roble, roble albar (A Lavandeira). V. centieiro, y en el dicc. cerquiño. (FrampasI)

Leandro Carré Alvarellos (1979): Diccionario galego-castelán e Vocabulario castelán -galego, A Coruña, Moret
Cerco s. m.

Arte de pesca realizada por el conjunto de varias embarcaciones. V. Cedazo.

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Vira de cuero que usan los zapateros para aplantillar el calzado.

Constantino García González (1985): Glosario de voces galegas de hoxe, Universidade de Santiago, Verba, anexo 27
cerco m.

1. (Car. Are. Esc.) arte de pesca; V. arte de cerco;

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2. (Ver.) ribete en el zueco;

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3. var. de circo;

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o cerco de xireta (Car.) cerco que se hace con el aparejo de la tarrafa.

Eligio Rivas Quintas (2001): Frampas, contribución al diccionario gallego (inédito ata a 1ª ed electrónica neste dicionario)
cerco s. m.

Reborde alrededor del piso de madera. Lobeira, Our. Cf. cerquillo, cerquiño al N. da Limia (Frampas I).(FrampasIII)