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Desde tiempos remotísimos, las Burgas son uno de los principales elementos de vida de la ciudad orensana, porque -dice Risco, en la Geografia general del Reino de Galicia. Provincia de Orense "Suponen en los hogares una gran economía de leña y carbón que diariamente Se gastarían en calentar el agua que se emplea en los usos domésticos: baño, limpieza, comida y hasta como agua potable después de fría". Tan abundante es el caudal en invierno y en verano, que aún sobra cantidad de líquido para los servicios del matadero municipal y para un gran estanque que sirve de lavadero público. Aunque los principales manantiales son tres, puede decirse que las fuentes son cuatro conocidas con los nombres de Burga de arriba, Burga del medio, Burga de abajo y Surtideiro. La primera brota entre grietas abiertas en un peñasco asentado detrás de dos caños por donde sale el agua. Es el manantial más caliente. La segunda, menos caliente, sale a unos 30 metros de la primera; la tercera brota a unos cinco o seis metros de la segunda, pero de calor tan intenso, que las manos de vaca o de carnero, aplicadas por espacio de dos minutos escasos, quedan peladas y se despojan fácilmente de las uñas. El último manantial tiene olor y color de azufre, y todos arrojan humo y efluvios ardientes. El agua de estos manantiales es incolora, insípida, de sabor casi natural y sin olor alguno; producen 300 litros por minuto, que equivalen a 432.000 litros al día, siendo este caudal constante, lo mismo en invierno que en verano. Sometidas al termómetro centígrado, acusan una temperatura permanente de 66 a 70 grados. Del análisis químico verificado resulta que el agua tiene ácido carbónico, carbonato sódico, silicato sódico y cloruro sódico y además rubidio y potasio. En un estudio de los gases se halló que de 100 partes de los desprendidos, 86 son de nitrógeno y sólo 14 de ácido carbónico. Esos gases son tan abundantes, que el continuo burbujeo que se advierte en el Surtideiro, semeja en algunos momentos un verdadero estado de ebullición, haciendo creer a las gentes que el líquido está hirviendo. Una propiedad extraordinaria tienen estas aguas, y es que, no obstante su composición química, son perfectamente potables, pues no cortan el jabón y cuecen toda clase de legumbres. En más de una ocasión fueron utilizadas para la cura de varias enfermedades; siguen transportándose a los domicilios en ollas, SELLAS y otras vasijas para diversos usos caseros, pues con ellas se friegan los pisos y la loza, y se preparan los alimentos, para los que tienen una cocedura especial; gozan fama de mejorar el café; se emplean con éxito en las bebidas con azúcar para combatir los catarros nasales y bronquiales; se utilizan para baños recetados a los enfermos, para refrigerarlos en los ataques febriles, pues proporcionan un medio rápido y expedito de cubrir la indicación médica; escaldan las aves muertas, que quedan mondadas de su pluma con solo sumergirlas una vez en ellas; facilitan la limpieza de las tripas y otras menudas vísceras de animales que se dedican al consumo público; destínanse para calefacción individual en las oficinas y despachos públicos y particulares, encerradas en caloríferos; sirven para calentar las camas cuando más arrecian los fríos invernales, que en Ourense suelen ser crudos, y las usan los panaderos en las tahonas para la fácil y pronta operación de suavizar la masa. De la importancia que en todos los tiempos tuvieron las Burgas da idea el viejo cantar popular que en castellano y en gallego corre como un axioma, y que en nuestra lengua dice: Tres cousas hai en Ourense que nonas hai en España: o Santo Cristo, i a ponte, i as Burgas fervendo a auga.
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