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Le. pron. personal en caso oblícuo. Dalle diñeiro pra o camiño. Dale dinero para el camino. Si á la e de lle sigue otra vocal, ó h muda, se apostrofa aquella. Por ejemplo, Dall'auga. Dale agua. Dall'os libros. Dale los libros. Dall'hoje un abrazo. Dale hoy un abrazo etc. |
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Modismo gallego frecuentísimo, que no existe en castellano, y que hace con las personas que se tratan de usted el mismo oficio que el che con las que se tutean. Es un pronombre enclítico que se emplea como pleonástico, y sirve para dar expresión más afable y afectiva a las frases, contribuyendo a la mayor dulzura del idioma: non lle quero máis, que xa lle comín abondo; xa lle morreu hai tempo; non lle penso ir, que significan: no quiero más, que ya comí bastante; ya murió hace tiempo; no pienso ir. En traducción literal habría que decir; no le quiero más, que ya le comí bastante; ya le murió hace tiempo; no le pienso ir. Equivale también al dat. del pron. personal de tercera persona en gén. m. o f. y núm. sing., le. v. gr.: ¡Quén lle dera!; ¿qué lle doi? Substituye además al pron. reflexivo castellano se: levéillelos, y también leveillos, por se los llevé; déillelos y deillos o dinllos, por se los di. Adviértase que levéillelos y déillelos, quiere decir que se los llevó o se los dió a varias personas, y no a una sola, como literalmente expresa el castellano. Se usa comúnmente como afijo, formando una sola palabra con el verbo, p. ej.: fóiselle noutronte o fillo; pedinlle un favor; dígolle a verdá; díxenlle que non estaba pra lerias. Cuando al lle sigue una vocal o h muda algunos escritores suelen apostrofarse la e; así se escribe: devólvell-os libros que lle tès; boteill-unhas tombas ós zocos; ¡dinll-hoxe unha tolena ó meu fillo!... Sin embargo esta forma de escribir va desapareciendo, por las confusiones a que se prestaba y daba lugar. Así como en algunas frases castellanas figura el le unido al final del verbo, para denotar la persona o cosa a que el verbo se refiere, en gallego suele a veces desprenderse o separarse del verbo el lle, formando locuciones de dicción que en castellano resultarían inadmisibles por incorrectas, mientras en gallego son usuales y corrientes y hasta muy propias de nuestro idioma. Así las frases gallegas: con lle dar duas labazadas...; por lle non perdela lei, que literalmente vertidas al castellano quieren decir: con le dar dos bofetadas...; por le no perder la ley, significan propiamente: con darle dos bofetadas...; por no perderle la ley. Ejemplos como estos pudieran citarse muchos, pero bastan los indicados para hacer notar las modalidades peculiares que distinguen a nuestra lengua. |