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X. Filgueira Valverde, L. Tobío Fernandes, A. Magariños Negreira e X. Cordal Carús (1926): Vocabulario popular galego-castelán (publicado por entregas en El Pueblo Gallego)
ENCANTAMENTO, ENCANTO sm.

Encantamiento, encanto, sortilegio.

Leandro Carré Alvarellos (1951): Diccionario galego-castelán, Terceira Edizón, A Coruña, Roel
encanto s. m.

Ser mitológico que habita los castros, bosques y también ciertas aglomeraciones de peñascos. Se les considera los guardadores de los fabulosos tesoros ocultos en las profundidades de la tierra. V. Mouro.

Eladio Rodríguez González (1958-1961): Diccionario enciclopédico gallego-castellano, Galaxia, Vigo
ENCANTO s. m.

En la acep. escueta y propia de este vocablo, lo que suspende o embelesa.

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En la acep. vulgar gallega, el ENCANTO es un ente misterioso de nuestra mitología popular, que se convierte en ser material y activo, a pesar de sus cualidades sobrenaturales. Los ENCANTOS, como los MOUROS y otros seres místicos de nuestra tierra, son los que guardan los haberes o fabulosos tesoros que se suponen escondidos en las grutas, en los conventos derruídos, en los castillos ruinosos, en los monumentos prehistóricos y en todos aquellos lugares abandonados que tienen el sello de lo viejo. De algún castro que tiene una cueva se cuenta que cuando en ésta entraban los niños o animales domésticos, los primeros volvían pronto poseídos de terror porque se habían encontrado con el ENCANTO, y los segundos tardaban hasta ocho días, trayendo en las uñas de los pies restos de maíz o alpiste. Cuéntase además que, en otros, se veía en la boca de la cueva una joven hilando y cuidando de unas gallinas. Hay la vulgar creencia de que puede obligarse al ENCANTO a traer los tesoros guardados, utilizando el libro que llaman O Ciprianillo, buscando además la herba cabreira y requiriendo el concurso de un sacerdote revestido de estola que sepa leer y desleer el famoso libro. Si sólo sabe leer irá subiendo hasta tal altura, que irremisiblemente caerá y se aplastará con el golpe; pero en cambio, si sabe desleer, a medida que lo haga irá bajando poco a poco. El que practique la supersticiosa ceremonia habrá de tener muchísimo valor, pues cuando el ENCANTO salga en forma de una gran serpiente con el tesoro, no deberá huir ni dejar un momento de leer, so pena* de quedar encantados él y los demás que le acompañan. La creencia general en los ENCANTOS estuvo muy extendida en toda Galicia y aún hay gentes sencillas que la tienen por realidad viva. A veces el ENCANTO deja de ser material, para convertirse en cosa abstracta, pero en este caso adquiere la significación de ENCANTAMENTO. [*No orixinal, por erro, 'sopena'].

X. L. Franco Grande (1972): Diccionario galego-castelán, 2ª ed., Galaxia, Vigo
encanto s. m.

Ser mitológico que habita los castros, bosques y también ciertas aglomeraciones de peñascos. Se les considera guardadores de los fabulosos tesoros ocultos.

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mouro.

Aníbal Otero Álvarez (1977): Vocabulario de San Jorge de Piquín, Universidade de Santiago, 1977 (Verba anexo 7)
encantom.

Ser fantástico, con figura humana, que aparecía y desaparecía sin saber cómo. Cuéntase de un hada del río que se apareció peinándose como Lorelei, y que al pasar un mozo para la otra orilla después de que ella aceptase su requerimiento, no encontró a nadie. Los encantos aparecían principalmente en figura de mujer, peinándose, lavándose o lavando en la orilla del río opuesta a la del espectador. Cuando éste se acercaba, desaparecían, tomando para ello, según algunos, la forma de un bicho, cobra, etc. He aquí algunos testimonios: 1. En Sadrarín, al pie de la Fonte das Corradas do Campo do Couso según me refiere un sujeto de dicho pueblo, se apareció en tiempos una encanta a una mujer. Estaba peinándose con un peine de oro y le preguntó a la mujer: "¿Cál che gusta mais a peina ou eu?". Ella contestó que el peine y entonces la encanta le arrojo la peina matándola. Si hubiera dicho que ella, la desencantaba y hacía cristiana, y a la otra la hacía feliz y rica. 2. En la Pena de Millares hay unas campanas de oro encantadas, que se oían tocar. 3. En la Pernal, en Paíme a la orilla del río fue vista por Marica da Fidalga una hermosa mujer peinandose al sol con peine y peina de marfil, muy hermosos ambos. Ella le preguntó cuál le gustaba más, si el peine o la peina. Marica dijo que el peine; entonces se lo tiró a una pierna y quedó coja. Si hubiera dicho que la peina, la desencantaba. 4. En el Campo do Couso, en la Sierra de Ouviaña dos hombres vieron a otro en medio de la laguna que allí hay. Cuando se acercaban se metía en la laguna y desaparecía, pero marchaban y volvía a aparecer encima de la laguna. (VSP)

Eligio Rivas Quintas (1978): Frampas, contribución al diccionario gallego, CEME, Salamanca
encanto adv

Mientras tanto (Fondo de Vila): Eu vou encanto; encanto non vés..., etc. También aquí tiene la acepción de en vez de, pero con la preposicion desglosada: Vou no canto dil. (FrampasI)

Leandro Carré Alvarellos (1979): Diccionario galego-castelán e Vocabulario castelán -galego, A Coruña, Moret
Encanto s. m.

Ser mitológico que habita los castros, bosques y también ciertas aglomeraciones de peñascos. Se les considera los guardadores de los fabulosos tesoros ocultos en las profundidades de la tierra. V. Mouro.