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De tal modo abundan las COVAS en Galicia, que ellas han dado fundamento a muchos de nuestros escritores para afirmar que fueron habitaciones del hombre cuaternario, y que estuvieron habitadas por más largo tiempo del que abarca la edad de piedra. La mayor parte de ellas, sino todas, tienen sus leyendas, que llegaron a nuestros días, con sus MOUROS misteriosos y sus gigantes terroríficos, y sus TESOUROS ocultos, y sus damas encantadas, y sus doncellas hilanderas, cuidadoras de las gallinas con sus soñados pollos de oro. Entre las numerosas cuevas que existen en las cuatro provincias gallegas merecen citarse, como más interesantes, las siguientes: A furada dos cás, cueva que se halla al norte de Mondoñedo, en la feligresía de Santa María de Vilamor. En ella se encontraron instrumentos de piedra tallada y útiles de bronce, tales como estiletes y punzones, con dientes de caballo, de toro primitivo, etc., todo ello perteneciente al período neolítico, demostración de la existencia del hombre de la edad de piedra en la provincia de Lugo. Cova da curuxa, visitada ya en el siglo XVI por un conde de Altamira, que iba acompañado de un nigromante y de 30 escuderos y peones con hachas encendidas, cuerdas y armas para recoger un gran tesoro, cuya existencia había anunciado el hechicero; pero al entrar en la cueva -dice el cronista Vasco de Aponte en un relato fantástico, publicado en su Nobiliario tropezaron con aves que les daban grandes golpes en la cara y anduvieron hasta llegar a un río caudal, y vieron del otro lado de él gentes extrañas, ricamente vestidas, tañendo instrumentos y viendo grandes tesoros. El miedo al río les hizo dar la vuelta, y el iniciador de la visita les animaba a seguir, pero entonces salió tan grande viento, que les apagó las hachas, y cuando pudieron salir, dió por ellos un aire emponzoñado que ninguno salió del año con vida y el conde luego perdió la vista de los ojos. El cronista no dice dónde estaba situada esta COVA, que más parece legendaria que histórica. Cova da doncella, nombre con que se conoce una caverna próxima a Viveiro. Está dotada de una poética leyenda que anda en bocas del vulgo y habla de una joven encantada, víctima de amores aciagos. Cova da meiga, que se halla en el municipio de Cervantes (Lugo), formada en terrenos calizocambrianos, y en la cual se oculta la corriente del río Covas, cuyas aguas aparecen de nuevo más adelante. La creencia popular ha forjado acerca de ella curiosas leyendas relacionadas con las brujas o MEIGAS, que la opinión tiene por sus habitadoras. Cova da moura, denominación que dan en la comarca de Noia a un dólmen de cámara circular, que existe en el monte del Páramo, primer escalón de la sierra del Barbanza, y que está compuesto de siete piedras de unos dos metros de altura colocados verticalmente en forma de círculo con una área de más de doce metros cuadrados. La fantasía popular creó entre otros sucesos maravillosos la leyenda de que allí había un gran tesoro guardado por una princesa moura, y esta vulgar creencia hizo que fuese excavado varias veces el interior, formándose así la gran cueva que hoy le da nombre, pues el dólmen estaba cubierto por una losa grande que fué destruída a principios de este siglo XX. Hay además en las montañas lucenses de Cervantes, otra cova da moura, que está inmediata a la cova da meiga, de cuyas fabulosas historias participa en parte. Cova das choias, famosa en toda la provincia de Lugo, hállase situada entre los ayuntamientos del Incio y Puebla del Brollón. Forma un subterráneo de grandes dimensiones en la falda de una sierra inmediata a Viduedo; su bóveda ofrece en muchos sitios enormes peñascos que parecen pendientes de un punto estrechísimo; creyóse vulgarmente que estaba habitada por mouros que atesoran grandes riquezas y adoptan distintas formas, incluso la de lagartos, para no ser conocidos; y su nombre popular débelo a servir de albergue a millares de cornejas o CHOIAS, que ya en la primera mitad del siglo XIX salían a recorrer los alrededores, regresando al anochecer según afirma el Diccionario de Madoz de aquella época. Hay también otra cova das choias en la Urdiñeira, estribo montañoso de la parte Sur del Invernadeiro, en la provincia de Ourense, que se abre en un alto talud fragoso; sus entradas semejan de lejos dos arcos de ojiva; están a nivel del suelo y llegan casi al techo formando dos grandes ventanales de ocho metros de alto por cuatro de ancho. La cueva tiene seis metros de fondo por diez de altura, y las dos entradas están separadas por una columna que desde fuera parece salomónica. La denominación de esta cueva proviene de que en la comarca llaman CHOIAS a los gavilanes que anidan y abundan en las COVARACHAS del contorno; y la leyenda tuvo también aquí ancho campo para dar por cierto que en este antro vivieron los mouros y que un culebrón enorme era guardador de grandes tesoros encantados. Cova da serpe, que se halla en un monte del ayuntamiento de Friol, en la provincia de Lugo, y ha sido origen de tradiciones que los comarcanos conservan, y alguna de las cuales ha inspirado interesantes romances y leyendas poéticas. Cova das Teixoeiras, cueva que hay en la cuesta de Herbes, ayuntamiento de Carral (Coruña), que tiene varias galerías, siendo casi circular la entrada y con bóveda labrada toscamente. Cova de Anca, que en la ría de Sada abre su boca debajo del castillo de Fontán y se conoce también por furna de Morazón. Cova de Bermún, que se halla en la comarca lucense de Incio, según la popular creencia en la comarca fué objeto de sucesos legendarios, tiene dos kilómetros de extensión y termina en un río caudaloso. Cova do lobo, peñasco horadado, próximo a la ermita de San Benito de Cova de lobo, que hay en la cumbre de un monte próximo a Allariz y que posee la virtud de curar al niño raquítico atacado del TANGARAÑO, siempre que la madre lo introduzca por el agujero de la peña y lo recoja la madrina por el extremo opuesto, después que ella diga, a modo de ensalmo: ¡Señor San Benito! Meu fillo che traio; doente cho deixo; devólvemo sano.
Esta cova la inmortalizó Curros en su poesía Tangaraños, que ha sido puesta en música por el maestro gallego Castro Chané; y es además famosa en gran parte de la provincia orensana, donde es también popular la exclamación: ¡San Benito de Cova de Lobo! Hei de ir alá, miña nai, se non morro.
Cova de Ois, cueva que existe en la parroquia de su nombre, ayuntamiento de Bergondo (Coruña), y de cuya tierra afirman la tradición y las gentes de la comarca que esparcida por los sembrados ahuyenta o mata todos los insectos perjudiciales a la agricultura. Cova de Santa Cristina, la que se encuentra en un castro situado a menos de dos kilómetros de la aldea de su nombre, perteneciente al ayuntamiento de Lugo. Afirman aquellos vecinos que por ella se metían los niños y los cerdos; los niños volvían pronto, llenos de miedo, pero los cerdos tardaban más, a veces hasta ocho días, y traían en las uñas de los pies restos del maíz y alpiste que había dentro. Rodríguez López recoge estos detalles en Supersticiones de Galicia, añadiendo que los vecinos del contorno cuentan, además, que todos los días se veía en los alrededores de la boca de la cueva a una joven hilando y cuidando de una manada de gallinas. Cova de Santa Cristina do Viso, hállase en el Incio, de la provincia de Lugo, y los montañeses la creen habitada por mouros, guardadores de muchas riquezas, los cuales para no ser conocidos, adoptan diferentes formas, entre ellas las de lagarto. Cova do Fonforrón, situada a orillas del mar en el Puerto del Son, que aunque se conoce por cova, porque en realidad se trata de una cueva, es más propiamente una FURNA. Cova do rei Cintolo o Cintoulo, la más famosa de las cuevas todas de Galicia, que se encuentra en la parroquia de Argamoso, ayuntamiento de Mondoñedo. Alcanza la longitud de unos 150 metros; ábrese a unos seis kms. de dicha ciudad, y acerca de ella opinaron historiadores, discurrieron novelistas y fantasearon poetas cuanto pudo sugerirles la imaginación. Cree Murguía que por el nombre que lleva y por las tradiciones de que está rodeada es merecedora de una exploración detenida y minuciosa; júzgala Villaamil prometedora de grandes tesoros prehistóricos, suponiendo, además, por lo que se refiere a su nombre, si el rey Cintoulo o Centolo sería Suintila, al que Rey Vázquez, en su Historia de Iria Flavia, llama Cintollo y Cintolla; afirmaVicetto, en Los Reyes Suevos, que Hermengario fué conocido con el nombre de rey Cintolo; deduce Murguía de ésto y de otros datos que el nombre de Cintolo pudiera responder "a una más lejana tradición al presente olvidada, y que se refería a un buen genio guardador de la cueva, que como rey otorgaba mercedes y merecía por la generosidad de que se le creía dotado, el nombre de Cintolo...", y opina por último Amor Meilán, en Geografía General del Reino de Galicia. Provincia de Lugo, que puesto que en una lápida registrada por Hübner se lee Ancetolo, pudo por la transposición de una letra, convertirse este nombre en Acentolo, que feminizado por tratarse de una cueva resultó A centola o A centoia, denominación de una villa que existió en el siglo IX cerca de Mondoñedo, y que se cita en un privilegio concedido por Alfonso III a la iglesia lucense, según el Padre Risco. Sea de todo esto lo* que quiera, lo cierto es que la misteriosa cova del rey Cintolo o Cintoulo ha sido mal estudiada en la segunda mitad del siglo XIX, y los objetos en ella encontrados han desaparecido y ni siquiera han sido reseñados. Tiene también esta cueva sus fabulosas leyendas de damas encantadas, de gigantes y dragones y de tesoros escondidos. Covas de Santa Mariña, que se llaman también bocas de sangue, existen a un kilómetro de Ares, provincia de Coruña, y en ellas, según cuentan los vecinos, se oyen muchas noches ruidos intensos, que el que los siente no tarda en morir. Tiene esta tradición su origen en unos supuestos amores adúlteros del siglo XIV, que terminaron sepultando allí el ofendido esposo a los amantes. Las cuevas están en la falda de una colina, medio ocultas entre zarzas y matorrales casi al nivel del suelo. Covas do Pico Sagro, que existen en el famoso monte tan lleno de consejas y de leyendas populares. Hállanse en la cima del picacho y son dos grandes cuevas de mucha profundidad, una de las cuales se conoce entre la gente de aquellos alrededores por el Palacio de la reina Lupa, que tan importante papel jugó en la traslación del cuerpo del Apóstol Santiago. Hay además en el mismo Pico Sagro otras cuevas en las que abundan las pinturas y grabados rupestres, según afirmó un escritor en el año 1919. [*No orixinal lo lo que quiera]. |